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Comportamiento - 21/11/2018

Adolescentes, amor romántico y violencia de género digital

4 min Tiempo de lectura

Los cada vez más rápidos avances en las Tecnologías de la Información y la Comunicación (TIC) están cambiando la forma en que nos comunicamos y nos relacionamos.  Hemos pasado en pocos años de un mundo analógico a un mundo digital, donde nuestra realidad online y offline se entremezclan hasta concebirse como un todo.

Los ahora adolescentes no han conocido el mundo sin Internet, son nativos digitales, y las nuevas tecnologías están tan integradas en sus vidas que las redes sociales son una pieza clave en la construcción de su identidad social y de género. Y es también, a través de las redes sociales, donde los adolescentes desarrollan y mantienen sus relaciones de pareja.

El escenario cambia, lo que no cambia y se repite generación tras generación son los mitos del amor romántico. Se trata del conjunto de creencias socialmente compartidas, y muy extendidas entre los adolescentes, sobre la supuesta “verdadera naturaleza” del amor. Coral Herrera define los mitos del amor romántico como “una utopía emocional colectiva”, en la que se concibe al sentimiento amoroso como un medio para ser feliz, para autorrealizarse.

Según Carlos Yela, algunas de las creencias sobre el amor romántico son absurdas, otras sencillamente falsas, otras imposibles y todas ellas problemáticas. Sirvan como ejemplo de los mitos del amor romántico el de los celos, el de la media naranja y el de la omnipotencia del amor.

Mito de los celos: creencia de que los celos son un indicador de “verdadero” amor. Muchas veces incluso se piensa que es un requisito imprescindible. Este mito tan interiorizado en nuestra sociedad sirve para justificar cualquier tipo de acción que tenga como fin la pervivencia de ese amor, normalizando incluso, conductas agresivas y de control sobre la pareja.

Mito de la media naranja: creencia de que hemos elegido la pareja que teníamos predestinada de alguna forma, y que ha sido la única o la mejor elección posible. Este mito crea la necesidad de autocompletarse o autorealizarse gracias al otro y deriva en una tolerancia excesiva de comportamientos dañinos.

Mito de la omnipotencia: creencia de que “el amor lo puede todo” y que debe pevalecer ante todo y sobre todo. “Si hay amor el resto no importa” o “el amor verdadero lo perdona todo”. “Porque el amor lo resiste todo, el amor lo cura todo” creando así la falsa esperanza de que el amor hará cambiar lo que no gusta de la relación o la pareja. Pudiendo, además, llegar a hacer perder la capacidad crítica ante el maltrato. “El amor es ciego”.

Victoria Ferrer y Esperanza Bosch argumentan que los mitos del amor romántico no afectan por igual a hombres y mujeres ya que el amor tiene mayor peso en el proyecto vital de mujeres que en el de los hombres, más centrados en el reconocimiento social. Si para las mujeres el amor es espera, pasividad, cuidado, renuncia, entrega, sacrificio,… para los hombres tiene mucho más que ver con ser el héroe y el conquistador, el que logra alcanzar imposibles, seducir, quebrar las normas y resistencias, el que protege, salva, domina y recibe. Para las citadas investigadoras  “considerar que la violencia y el amor son compatibles (o que ciertos comportamientos violentos son una prueba de amor) justificaría los celos, el afán de posesión y/o los comportamientos de control del maltratador como muestra de amor, y trasladaría la responsabilidad del maltrato a la víctima por no ajustarse a dichos requerimientos.”

Poniendo el foco en los adolescentes María Ángeles Blanco expone que “la asunción de los mitos del discurso del amor romántico parece ser una de las justificaciones más habituales para permitir ciertas actitudes que se parecen mucho a los primeros estadios de la violencia de género, y las redes sociales como principal medio de comunicación entre su grupo de iguales no pueden ser ajenas, sino cómplices e influyentes de esta lacra social….”.

La digitalización de la violencia de género entre los adolescentes hace imprescindible que aprendamos a identificar diversas conductas como violencia de género digital.

Diez formas de violencia de género digital:

  1. Acosar o controlar a tu pareja usando el móvil.
  2. Interferir en relaciones de tu pareja en Internet con otras personas.
  3. Espiar el móvil de tu pareja.
  4. Censurar fotos que tu pareja publica y comparte en redes sociales.
  5. Controlar lo que hace tu pareja en las redes sociales.
  6. Exigir a tu pareja que demuestre dónde está con su geolocalización.
  7. Obligar a tu pareja a que te envíe imágenes íntimas.
  8. Comprometer a tu pareja para que te facilite sus claves personales.
  9. Obligar a tu pareja a que te muestre un chat con otra persona.
  10. Mostrar enfado por no tener siempre una respuesta inmediata online.

 

Si quieres profundizar más en el tema puedes leer la bibliografía que he consultado para la elaboración de este post:

 

Blanco, M. A. (2014). Implicaciones del uso de las redes sociales en el aumento de la violencia de género en adolescentes. Comunicación y Medios, 30, 124-141.

Ferrer, V. y Bosch, E. (2013) Del amor romántico a la violencia de género. Para una coeducación emocional en la agenda educativa. Profesorado. Revista de curriculum y formación del profesorado, 17 (1), 105-122.

Ferrer, V. A., Bosch, E., & Navarro, C. (2010). Los mitos románticos en España. Boletín de psicología,99, 7-31.

Yela, C. (2000): El amor desde la psicología social. Ni tan libres ni tan racionales. Madrid: Pirámide.

 

Autor: Mónica Manrique, psicóloga, editora del blog Padres en Apuros y colaboradora de Dialogando.

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